—Morir vos queredes, padre, ¡San Miguel vos haya el alma!
Mandastes las vuestra tierras a quien se vos antojara:
diste a don Sancho a Castilla, Castilla la bien nombrada,
a don Alfonso a León con Asturias y Sanabria,
a don García a Galicia con Portugal la preciada,
¡y a mí, porque soy mujer, dejáisme desheredada!
Irme he yo de tierra en tierra como una mujer errada;
mi lindo cuerpo daría a quien bien se me antojara,
a los moros por dinero y a los cristianos de gracia;
de lo que ganar pudiere, haré bien por vuestra alma.
Allí preguntara el rey: —¿Quién es esa que así habla?
Respondiera el arzobispo: —Vuestra hija doña Urraca.
—Calledes, hija, calledes, no digades tal palabra,
que mujer que tal decía merecía ser quemada.
Allá en tierra leonesa un rincón se me olvidaba,
Zamora tiene por nombre, Zamora la bien cercada,
de un lado la cerca el Duero, del otro peña tajada.
¡Quien vos la quitare, hija, la mi maldición le caiga!
Todos dicen: «Amen, amen», sino don Sancho que calla.
Romance XI de la Infanta Doña Urraca, que se fue para Cabezón a quejarse muy malamente al Rey su padre
El Portillo de la Traición, la Puerta de la Lealtad
Tras la muerte de Fernando I en 1065, el reparto del reino entre sus hijos no convenció al primogénito, don Sancho, ya que tradicionalmente el hijo mayor era el único heredero. Cercó don Sancho la ciudad de Zamora, en posesión de Doña Urraca, durante siete meses y el hambre comenzó a hacer mella. Bellido Dolfos, dispuesto a solucionar el asedio, salió de la ciudad ganándose el favor de don Sancho, hasta el punto de que un día acompañándolo a defecar sin más compañía, lo asesinó. Huyó y retornó a la ciudad de Zamora por el conocido desde entonces Portillo de la Traición, un postigo de la muralla, liberando de esta forma a la ciudad del cerco. Bellido Dolfos fue sentenciado a morir descuartizado atado a las colas de cuatro caballos. El Cantar de Gesta de don Sancho II recoge la entrada de Bellido Dolfos por el Portillo de la Traición de la siguiente manera:
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El rey cróvogelo et dixol que lo dicíe muy bien.
Et cabalgaron amos…, allongados de la hueste,
catando el rey como la podrie más aina prender,
et veyendo sus cavas, mostrol el postigo… aquel;…
pues que la villa hobieron andada, … hobo el rey
sabor de descender
á andar, por y asolazándose, en la ribera de Duero,
et traíe… un venablo… dorado, como lo habíen… por costumbre los reis,
et diol a Bellid Adolfo que ge le toviese,
… et el rey apartose á facer
aquello que la natura pide et que ell omne escusar non lo puede,
et Bellid Adolfo allegose alla con él,
et quandol vió estar daquella guisa, lanzol el venablo aquel, …
Et pues quel hobo ferido… volvió la rienda… et fuese
cunato más pudo pora aquel postigo que el mostrara al rey
Cantar de Gesta de don Sancho II de Castilla, sobre el Portillo de la Traición
En el año 2010 el Ayuntamiento de Zamora, en un acto de desagravio hacia Bellido Dolfos, renombró el viejo Portillo de la Traición con el nombre de Puerta de la Lealtad.