Los Saltos del Duero

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Aprovechamiento hidroeléctrico de la Cuenca del Duero

1900 – 1970

Un gran río encajado en roca sólida y cayendo en un descenso de cuatro metros por kilómetro presenta unas condiciones extraordinarias para la producción de energía hidroeléctrica. Este singular hecho, unido al importante caudal que aporta la red fluvial, ha sido aprovechado para construir los Saltos del Duero: Siete presas en línea; tres portuguesas -Miranda, Picote y Bemposta- y cuatro españolas -Villalcampo, Castro, Aldeadávila y Saucelle- y dos grandes almacenes de agua, uno originado por el Salto de Ricobayo en el Río Esla y otro originado por la Presa de Almendra en el Río Tormes, que producen una importante parte de la electricidad ibérica.

Los Saltos del Duero. Salto de Aldeadávila
Los Saltos del Duero. Salto de Aldeadávila

Para llevar a cabo la empresa de los Saltos del Duero hizo falta un grupo de gente decidida y la participación de muchos ribereños que cambiaron la tierra por el hormigón armado. El siglo XX se inició con ansias de modernidad. Pedro Icaza, Eugenio Grasset y José Orbegozo, de quien posteriormente se diría que fue, en realidad, el alma de la idea, tomaron la iniciativa de investigar las posibilidades de negocio en la zona del Duero encañonado, y constituyeron en 1906 la Sociedad General de Transportes Eléctricos. Tras varios años de parón en el Acuerdo Internacional entre España y Portugal por los límites del Duero, en cuanto a su aprovechamiento hidroeléctrico, José Orbegozo presentó la solución española que proponía la construcción de embalses en las zonas que no dependían de la jurisdicción portuguesa por encontrarse íntegramente en territorio español. Comprendía el aprovechamiento de los ríos Esla y Tormes, y la zona del Río Duero no fronteriza. Tras calificar el proyecto de José Orbegozo como robo del Duero, las autoridades lusas retomaron las conversaciones gracias a las que los gobiernos España y Portugal alcanzaron en 1927 un acuerdo definitivo para repartirse las aguas internacionales. El tramo asignado a España fue el situado entre la desembocadura del Río Tormes y el lugar donde se ha emplazado la presa de Saucelle, con una longitud de 54 Km. y un desnivel aprovechable de 201 m. A Portugal se le asignó el tramo comprendido entre el lugar donde el Duero comienza a ser frontera entre ambos países y la desembocadura del Río Tormes, con una longitud de 52 Km. y un desnivel aprovechable de 195 m., y otro tramo aguas abajo de la presa de Saucelle.

Los Saltos del Duero. Presa de La Almendra Los Saltos del Duero. Salto de Castro Los Saltos del Duero. Salto de Villalcampo

Salto de Villalcampo 1942 – 1949

Las obras comenzaron en 1942, en medio de una triste penuria económica y moral, tras los desastres de la guerra civil. Su diseño estuvo condicionado por los brutales aportes hídricos del río, pues a escasos kilómetros del emplazamiento, el Río Esla entregaba sus aguas en la cola del nuevo embalse. Por este motivo, se vio necesario levantar un auténtico vertedero con cuatro compuertas de veinticuatro metros de luz y once de altura, en su época las mayores del mundo.

Salto de Castro 1946 – 1952

El emplazamiento de Castro se sitúa en el inicio del sector internacional del río, en la entrada del cañón del Duero, de tal manera que el estribo derecho de la presa se asentó en la ribera portuguesa. El proyecto se hizo posible utilizando una maquinaria paupérrima aprovechada de los restos que quedaron tras la ejecución de la presa de Villalcampo. La autarquía, consecuencia del cerrojazo exterior al régimen político, impidió que se comprara maquinaria de obra y otras herramientas que hicieran menos pesado el trabajo.

Salto de Almendra – Villarino 1963 – 1970

Dentro de los Saltos del Duero la Presa de Almedra con su central, Villarino, fue el proyecto más ambicioso. Éste se debió a la búsqueda de una solución que redujera la pérdida de agua causada por no poder retener el Salto de Ricobayo los excedentes del Río Esla. La presa se ideó para que diera servicio a la central reversible de Villarino —distante a quince kilómetros de ésta, aguas abajo—:Uuna central capaz de convertir sus máquinas en turbinas para generar electricidad durante el día, y en bombas durante la noche, capaces de succionar el agua vertida durante el día elevándola cuatrocientos metros y trasladándola quince kilómetros aguas arriba, hacia el embalse, a través de un túnel subterráneo. Toda una genialidad.

En su momento fue la presa más complicada del mundo y un hito en la ingeniería internacional. La estructura es enormemente comprometida porque la bóveda no pudo estribarse en los márgenes del Río Tormes ya que sus éstos quedaban veinticinco metros por debajo de la coronación de la presa y hubo que construir dos inmensas moles artificiales de hormigón que realizaran esa función.

Dentro de los Saltos del Duero la Presa de Almedra con su central de Villarino fue el proyecto más ambicioso.

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Nosotros no construimos una presa sino para hacer la siguiente (Lema de la Oficina de Proyectos de Iberduero)