Un espacio agropecuario único en Europa
Sayago tiene una morfología ondulada, tallada sobre el basamento batolítico de la penillanura. Desde finales del paleozoico, el territorio del actual Sayago permaneció emergido. Esta circunstancia hizo que los relieves sufrieran un proceso progresivo de desmantelamiento cuyo resultado fue una extensa superficie de erosión que dejó al descubierto el zócalo granítico del batolito. La penillanura, y la naturaleza de la roca del sustrato y su fracturación, se transcribe en una singular red fluvial que ha originado unos paisajes muy agrestes y grandiosos. En Sayago el río aparece encajado entre enormes arribanzos, descomunales paredes berroqueñas, que han originado un profundísimo barranco.
Abelón
En esta localidad se han hallado numerosos vestigios de época romana. Las figuras zoomorfas encontradas se relacionan, según los expertos, con Belona, diosa de la guerra para los romanos y origen del nombre del pueblo. Un corto paseo, siguiendo el trazado del Sendero GR 14, permite observar los únicos restos visibles de la Calzada Mirandesa. Al norte del casar, en la época de lluvias, el Arroyo de la Cunca se precipita sobre el Cañón del Duero formando una cascada espectacular, la Cascada de Abelón
Fariza
Elevada sobre un modesto cerro, violentamente tajado por el Río Duero y por el Arroyo del Pisón, se halla la Ermita de la Virgen del Castillo, a cuyo templo acuden en jubilosa procesión, el primer fin de semana de junio, los pueblos aledaños: Fariza, Cozcurrita, Badilla, Mámoles, Palazuelo, Argañín, Tudera y Záfara portando enormes pendones blancos, conocidos en la zona como viriatos. Desde la Ermita de la Virgen del Castillo un sendero de pequeño recorrido acerca al viajero hasta el Mirador de las Barrancas, uno de los lugares más emblemáticos del Parque Natural de los Arribes del Duero.
Mámoles
En las estaciones húmedas, en un paraje grandioso y solitario llamado La Barranca, se precipita en la bella Cascada de las Lastras de Aguas Bravas una de las riveras que descienden desde la penillanura sayaguesa. El salto de agua da paso a un accidentado descenso del arroyo, que se precipita entre enormes berruecos, hasta el Río Duero.
Moral de Sayago
Prueba de la vinculación histórica del pueblo con Roma son las estelas que se conservan empotradas en los muros de algunas viviendas del barrio del Coneo, extraídas junto a varias esculturas zoomorfas y vasijas cinerarias, hoy desaparecidas, del antiguo cementerio romano. La Fuente del Concejo, con su arco de entrada de medio punto y tejado a dos aguas, también es de origen romano.
Villadepera
Los transeúntes de la antigua calzada romana, hoy Camino de los Arrieros, ya saciaban su sed en la Fuente de Beber. Y hoy lo siguen haciendo los vecinos del pueblo. Partiendo de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción un corto y bello paseo hasta Peña Centigosa permite descubrir al viajero unas extraordinarias vistas sobre el Puente de Requejo y el cañón del Río Duero.
Villardiegua de la Ribera
Asomados a los arribanzos creados por el Río Duero y su afluente el Esla, se asentaron más de una veintena de poblados celtibéricos que datan de finales de la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.
Procedente de uno de estos asentamientos, el Castro de Peña Redonda o de San Amede, La Mula, un verraco de origen vettón de la II Edad de Hierro es el elemento más emblemático de Villardiegua de la Ribera. Actualmente está ubicado en las inmediaciones de su iglesia. Cuidadosamente labrado, con detalles anatómicos, pero formas ambiguas, aparenta ser un toro con la cabeza baja, en posición de embestir. La escultura forma una sola pieza con la peana y tiene enterrada tanta parte como la que se ve. Se desconoce su significado, aunque estos verracos podrían servir para delimitar pastizales, marcar rutas trashumantes o como mojones fronterizos; o bien podrían tener un significado mágico religioso, de carácter funerario.
Villardiegua de la Ribera alberga además otros hallazgos arqueológicos que dan fe de la antiquísima ocupación de estas tierras. Entre estos elementos cabe citar una piedra de forma fálica, vestigio de antiguos ritos para propiciar la fertilidad, empotrada en la pared de piedra de una cortina junto a la cabecera de la iglesia. También son destacables las estelas romanas y pequeños verraquillos que aparecen incrustados en las paredes de diversas viviendas repartidas por toda la localidad.
La huella de Roma está muy presente en la comarca de Sayago. Partiendo de Villardiegua de la Ribera, un corto paseo por la Rivera del Pontón, siguiendo el trazado del Sendero GR 14, conduce hasta un conjunto minero donde se pueden observar los vestigios de infraestructuras vinculadas a la minería romana provenientes de un yacimiento de oro en roca. Después de extraer la mena aurífera, la selección se trituraba utilizando grandes mazos y cazoletas excavadas sobre los canchales de granito, hasta reducirla a fina arena. Posteriormente se lavaba la molienda y se separaba el oro de la roca.
Asiéntase Sayago, ¡oh ironía!, entre dos ríos que lo ciñen apretadamente. Al norte y al poniente, el Duero, el Tormes por el sur, pero corriendo ambos por angostas hoces berroqueñas, hondísimas, que le impiden acalmar la sed de los campos que se aúpan a varios centenares de metros por encima de sus aguas.(Luis Cortés Vázquez, Mi libro de Zamora, 1975)