Villardiegua de la Ribera – Torregamones
Peña Redonda y los arribanzos
Este tramo de la Senda del Duero entre Villardiegua de la Ribera y Torregamones es el primero en el que el viajero puede observar los arribanzos, impresionantes acantilados de roca granítica, propios de los Arribes del Duero, y por los que este espacio natural protegido es especialmente conocido.
Itinerario
Badilla – Cozcurrita
Recorrido
De Villardiegua de la Ribera a Torregamones | 11,9 Km. – 2 h. 50 min.
El Camino Natural abandona Villardiegua de la Ribera por el Camino del Picón adentrándose en el paraje de la Escornea donde las cortinas y las encinas (Quercus ilex) de gran porte dominan el paisaje.
Villardiegua de la Ribera, el pueblo de la mula
Asomados a los arribanzos creados por el Río Duero y su afluente el Esla se asentaron más de una veintena de poblados celtibéricos que datan, desde finales de la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, hasta la etapa de colonización romana.
La Mula, un verraco de origen vettón de la II Edad de Hierro, procedente del cercano Castro de Peña Redonda o de San Amede y situado ahora junto a la iglesia, es el elemento emblemático de Villardiegua de la Ribera. Cuidadosamente labrado, con detalles anatómicos, pero formas ambiguas, aparenta ser un toro con la cabeza baja, en posición de embestir y la frente perforada, para la colocación de cuernos. Con una antigüedad de 2.500 años, la escultura forma una sola pieza con la peana y tiene enterrada tanta parte como la que se ve. Se desconoce su significado aunque estos verracos podrían servir para delimitar pastizales, marcar rutas trashumantes o como mojones fronterizos. También podrían tener un significado mágico religioso, de carácter funerario.
Villardiegua de la Ribera alberga además otros hallazgos arqueológicos que dan fe de la antiquísima ocupación de estas tierras. Entre estos elementos cabe citar una piedra de forma fálica, vestigio de antiguos ritos para propiciar la fertilidad, empotrada en la pared de piedra de una cortina junto a la cabecera de la iglesia. También son destacables las estelas romanas y pequeños verraquillos que aparecen incrustados en las paredes de diversas viviendas repartidas por toda la localidad.
La Rivera del Pontón
El Arroyo del Pontón acompaña a la senda durante el primer tramo. Además de la biodiversidad habitual de los cauces fluviales sayagueses el viajero puede descubrir, armoniosamente integrados en el paisaje, rústicos molinos de agua excelentemente conservados.
Durante los meses de verano el arroyo permanece seco pero, en época de lluvias el agua corre por el fondo de la vaguada, se remansa en bellos cadozos, y crea verdes praderías en sus márgenes.
En las orillas de los cadozos, eneas o espadañas (Typha latifolia) aprovechan la existencia de agua para asentarse. Las pequeñas charcas acogen renacuajos y larvas de tritones jaspeados (Triturus marmoratus), que son el alimento favorito de animales como el ditisco (Dytiscus marginalis) o escarabajo buceador, un insecto carnívoro muy voraz. En la superficie del agua, zapateros y garapitos se alimentan de moscas y mosquitos. Fuera de las charcas, libélulas y caballitos del diablo buscan un lugar donde posarse y colocar sus huevos.
La Puente del Caozo LLongo
El Camino Natural discurre por una pequeña vereda junto al lecho del arroyo. Singulares pasos de piedra y pequeños pontones tradicionales, entre los que sobresale por su belleza la Puente del Caozo LLongo, permiten al viajero vadear el cauce y pasar de una a otra orilla. Tras dejar a un lado un viejo molino, la Senda del Duero llega al conjunto minero de la Rivera del Pontón donde todavía se hallan antiguas infraestructuras vinculadas a la minería romana.
La minería en la época romana
Entre los siglos I y III se desarrolló en todo el noroeste peninsular una explotación sistemática del oro por parte del Estado Romano. Con la reforma monetaria del emperador Augusto el metal precioso pasó a ser un bien estratégico y las minas propiedad del Estado.
En el noroeste de la Península Ibérica existen numerosos ejemplos de minas de oro entre las que destacan las Médulas, incluidas en la Lista de Patrimonio Mundial. El conjunto minero de la Rivera del Pontón se encuentra dentro de ese conjunto del noroeste peninsular junto a la zona minera del cercano municipio de Pino de Oro.
La minería que se desarrolló en la zona de Villardiegua de la Ribera proviene de un yacimiento de oro en roca. Los filones se encontraban asociados a diques de cuarzo que rellenaban diferentes fallas dentro del zócalo granítico.
La extracción del mineral se hacía por medios mecánicos. Después, se realizaba una primera selección separando la mena aurífera del granito y del cuarzo. Tras la selección se trituraba y machacaba la roca, utilizando grandes mazos y cazoletas excavadas sobre los canchales de granito, hasta reducirla a fina arena. En esta fase se podía calentar el material para deshacerlo y liberarlo más fácilmente de los sulfuros.
Posteriormente se lavaba la molienda, aprovechando el agua del arroyo, y mediante una batea se separaba el oro del polvo de cuarzo.
El Castro de Peñaredonda
Dejando atrás la Rivera del Pontón, una pista más ancha y cuidada conduce al viajero hasta un punto de gran interés en la etapa: Los restos del castro de Peña Redonda, antiguo castro celtíbero construido sobre una pequeña colina que se encuentra delimitada al sur por el Arroyo de Fenoya. Al oeste está acotada por los cortados del arribanzo, con desniveles que rondan los 150 metros. Y, al norte y al este por dos vaguadas actualmente aterrazadas.
El nombre de este castro, conocido también como San Amede o San Mamed, deriva de la ermita construida en las proximidades del Castro de Peña Redonda hacia finales de la Edad Media. Esta ermita, erigida en honor a San Mamés, santo cuya devoción trajeron peregrinos del camino de Santiago, se mantuvo en pie hasta el siglo XIX. En su construcción se utilizaron materiales procedentes del castro, de los que se han recuperado, entre otros, algunos fragmentos de la Segunda Edad del Hierro y, también, de la época romana, medieval y moderna. A la extraordinaria importancia histórica y arqueológica del enclave se suma la posibilidad de avistar impresionantes panorámicas del cañón del Duero.
El Puente de la Rinconada y el Puente de las Forcas
El Camino Natural desciende hasta la vaguada del Arroyo Fenoya. Tras vadearlo por el Puente de la Rinconada, la senda inicia un ascenso que se adentra en un bello encinar donde el camino se ensancha.
Durante la subida aparecen diversos desvíos a ambos lados. Uno de ellos lleva hasta los chiviteros de Torregamones, pequeñas cabañas circulares de piedra con techo de retamas en las que el pastor introducía a las cabras preñadas cuando estaban a punto de parir para que las hembras y las crías estuvieran a salvo de los temidos lobos.
Siguiendo el trazado del Sendero GR 14, el viajero cruza el formidable Puente de las Forcas, muestra extraordinaria de la belleza singular de los pontones tradicionales de Sayago.
La Rivera de las Azureras
En el tramo final, la Senda del Duero atraviesa el paraje de Cualesfondas y discurre por la Rivera del Arroyo de las Azureras en cuyas orillas se levantan siete molinos similares, pero con peculiaridades propias, que formaron parte de un pasado social, histórico y cultural muy arraigado en esta Comarca de la Raya.
Antes de llegar a la localidad de Torregamones de nuevo reaparecen las cortinas que configuran el entorno agropecuario tan típico de Sayago.
El Camino Natural pasa junto a una pequeña charca, en la que en ocasiones se encuentran algunos ejemplares de cigüeñas buscando su sustento, y finalmente alcanza la localidad de Torregamones, donde concluye la etapa.
Planifica el viaje
Descarga la Guía del Sendero GR 14 en la Provincia de Zamora con información detallada de la etapa. También puedes descargar el Track de la Etapa 23: Villardiegua de la Ribera – Torregamones con todos los waypoint’s necesarios para no perderte.
Guía del Sendero GR 14 en la provincia de Zamora
Track de la Etapa 23: Villardiegua de la Ribera - Torregamones
Otros senderos
Vinculados a la Senda del Duero, y con el fin de poner en valor los más sobresalientes elementos naturales y ecológicos del Parque Natural de los Arribes del Duero, el Ayuntamiento de Villardiegua de la Ribera ha procedido al acondicionamiento de varios senderos de pequeño recorrido (PR).
PEÑA REDONDA – CASTRO DE SAN AMEDE
La ruta, que puede realizarse en automóvil, conduce hasta los aledaños de la Ermita de San Amede y el antiguo castro celtíbero existente en la zona. Este enclave, situado sobre los abruptos cortados del cañón del Duero conjuga su gran interés arqueológico con la belleza del entorno. La Casa del Ermitaño, próxima a la ermita, ha sido adecuada como Centro de Interpretación de este enclave arqueológico.
RUTA DE LOS MOLINOS
En este corto sendero de apenas 650 metros el viajero puede contemplar once molinos en distinto estado de conservación y la cascada que forma la rivera al precipitarse por las abruptas laderas de los arribes.