Fermoselle – Trabanca
Los arribes del Río Tormes
La Senda del Duero abandona la provincia de Zamora y se adentra en la provincia de Salamanca remontando el cañón del río Tormes. Aguas arriba del puente de San Lorenzo, que une la localidad zamorana de Fermoselle con la salmantina de Trabanca, la presa de La Almendra detiene el curso del río permitiendo al viajero contemplar el arribe en toda su grandiosidad
Itinerario
Fermoselle – Trabanca
Recorrido
De Fermoselle a Trabanca | 17 Km. – 4 h. 30 min.
Fermoselle está situado estratégicamente en el ángulo formado por los cañones del Río Duero y el Río Tormes. Por esta razón siempre ha estado poblado desde la época paleolítica. Además, su clima suave, debido a su situación en el arribanzo, permite a sus vecinos el cultivo de la vid y del olivo.
La localidad de Fermoselle fue declarada Conjunto Histórico en el año 1974 por su abigarrado callejero, presidido por los restos del Castillo de Doña Urraca y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. El atractivo casco urbano, la extensa red de bodegas que horadan el subsuelo y sus numerosos monumentos invitan a un sosegado paseo cuyo final bien puede ser el antiguo Convento de San Francisco. Éste aloja actualmente la Casa del Parque Natural Arribes del Duero. En ella es posible obtener una perspectiva global de la riqueza ecológica, paisajística y biológica de este espacio natural que se extiende, a lo largo de más de cien kilómetros, por el extremo occidental de las provincias de Zamora y Salamanca.
El Camino de la Cicutina
La etapa se inicia en la entrada a las instalaciones de la Bodega Cooperativa Virgen de la Bandera. Después callejea por el casco urbano de Fermoselle visitando la Plaza Mayor y la Casa del Parque. Tras tomar las calles de San Juan y de las Eras, el camino cruza la carretera ZA-316 en una plazoleta. Inmediatamente el sendero toma el ramal derecho de la Calle Roderas para, transcurridos unos 250 metros, volver a cruzar por última vez la carretera ZA-316.
La Senda del Duero abandona el caserío siguiendo el Camino de la Carrera de los Olivos, por el paraje del Álamo Blanco. Todavía en las proximidades de Fermoselle se levantan cuidados huertos cercados de piedra en los que se alzan los airosos cigüeños destinados a regarlos.
El recorrido alcanza una bifurcación y la Senda del Duero abandona el Camino de la Carrera de los Olivos y se dirige a la izquierda por el Camino de la Aceña de la Cicutina.
El vino y el aceite de oliva
El microclima del arribe, sin apenas influencia atlántica, permite el cultivo de la vid y de valiosos árboles de clima suave como el olivo y el almendro. Durante siglos los habitantes de estas tierras han ido transformando los cuestos de los arribanzos en bancales para ganar suelo fértil y llevar a cabo nuevos cultivos. Un ingente esfuerzo compensado con el vino y el aceite, que es el mejor homenaje a tan ímprobo trabajo. En los alrededores de Fermoselle y de Pinilla de Fermoselle, sobre las laderas del Duero y del Tormes, es donde mejor se pueden observar estas construcciones escalonadas.
La vinatería forma parte del patrimonio cultural de Fermoselle desde el siglo XVI. Todo en la villa está organizado en torno al precioso fruto de la vid: Las casas apiñadas con la cuadra para la mula en la planta baja, las bodegas socavadas en el subsuelo, los casitos dispersos entre las viñas para vigilar la cosecha, los palomares productores de abono, los callejos entre bancales que conducen hasta las tierras de labor y los oficios, hoy casi olvidados, unidos al vino y su comercio: viñadores, vendimiadores, boteros, toneleros, lagareros. Y, un fruto con personalidad propia: Juan García, Rufete, Malvasía, Tempranillo, Bruñal, Bastardillo Chico y Puesta en Cruz son las variedades de uva con las que se producen excelentes vinos amparados por la Denominación de Origen Arribes.
Las aceitunas
También el cultivo del olivo en el Duero es muy antiguo. Así lo atestigua el nombre árabe de la ciudad de Zamora: Azemur, el olivar silvestre, y su barrio de Olivares. En Fermoselle la presencia de olivos aumentó durante el siglo XVIII con el apoyo de la Sociedad Económica de Amigos del País de Zamora, una institución no gubernamental creada por el movimiento ilustrado.
Los olivos, cuyas variedades locales son Manzanilla, Cornicabra y Gordal, han proporcionado tradicionalmente aceite y aceitunas de verdeo. Éstas, después de sabrosarlas debidamente, sirven como aperitivo.
Todavía se mantiene viva la tradición de reservar de la cosecha diez, quince o veinte kilos de aceitunas para sabrosar. Una labor que tiene sus particulares tratamientos. El primero es lavar las aceitunas antes de aplicarles sosa caústica, entre diez y quince gramos por cada cinco kilos de aceitunas. Es necesario remover frecuentemente este contenido para quitar el alpechín. Una vez que se ha eliminado toda la sosa, tras abundantes lavados, se sumergen las olivas en agua y se agrega sal común, que al paso de un tiempo deja la aceituna sabrosada en su punto. Según los gustos, hay quien añade tomillo salsero, orégano, laurel, ajos u otros aromas. Cada uno tiene su compostura.
Las aceitunas sabrosadas forman parte de la gastronomía familiar de los habitantes de los Arribes del Duero, al igual que otros productos tradicionales de la zona como la almendra y las uvas pasas.
El Río Tormes
Después de haber recorrido algo más de tres kilómetros a través de los fértiles cultivos fermosellanos, el ancho camino da paso a un sendero que baja por una empinada ladera hasta el Río Tormes. Las especiales condiciones climáticas creadas por el encajonamiento del río dan lugar a una exuberante vegetación de gran biodiversidad que, por no encontrarse el río embalsado en esta zona, conserva todos los estratos típicos de los cañones arribeños. La bajada no tiene dificultad. La senda se acomoda a la estrecha topografía y se convierte en un agradable paseo entre encinas (Quercus ilex), retamas (Retama sphaerocarpa), enebros (Juniperus communis), cornicabras (Pistacia terebinthus), ruscos (Ruscus aculeatus) y otros pequeños arbustos. Durante el descenso el viajero podrá admirar la agreste belleza del Alto del Picón con su característica cumbre en forma de cono.
Concluido el descenso el sendero discurre aguas arriba, junto al Río Tormes, por un bonito bosque de galería. Las pequeñas cascadas, llamadas cachoneras en estas tierras, que se forman en los verticales cantiles del río durante las épocas húmedas constituyen un espectáculo sobrecogedor, digno de ser contemplado con calma.
El Mirador del Somaero
La Senda del Duero se incorpora a la carretera ZA-316 para vadear el río por el Puente de San Lorenzo que establece la frontera entre las provincias de Zamora y Salamanca. El Camino Natural continúa un par de kilómetros por la calzada, que cambia su nomenclatura por SA-316 al adentrarse en la provincia de Salamanca. Al llegar al Camino Ancho, que aparece a la izquierda de la calzada, la Senda del Duero se interna en él.
El sendero asciende en dirección al Picón de la Paya hasta el Mirador del Somaero, con excelentes vistas sobre el valle del Tormes. Más adelante se hallan la Fuente del Somaero, los Chiviteros del Somaero y el Refugio de la Falla del Peine.
Finalmente el camino remonta el arribe y alcanza la penillanura. Desde aquí las vistas sobre la presa de La Almendra, en el Río Tormes, revelan la grandiosidad de esta colosal obra de ingeniería civil.
La presa de Almendra
Poco antes de unirse al Duero, el río Tormes ve detenido su curso por una formidable presa: La Almendra. Con tres mil millones de metros cúbicos de agua embalsada origina un verdadero mar interior de 8000 hectáreas de superficie inundada. Su singularidad radica en que fue ideada para dar servicio a la central reversible de Villarino de los Aires, situada a quince kilómetros de distancia aguas abajo. El salto de La Almendra es capaz de convertir sus máquinas en turbinas para generar energía eléctrica durante el día. Durante la noche convierte sus máquina en bombas y recircula el agua excedente del salto de Aldeadávila, elevándola cuatrocientos metros y trasladándola quince kilómetros aguas arriba a través de un túnel subterráneo, de siete metros de diámetro, excavado en la roca. Toda una genialidad.
La estructura de la presa es enormemente comprometida porque la cerrada del terreno no basta para contenerla. La razón es que la inmensa bóveda, de doscientos metros de altura, no pudo estribarse en las márgenes del río Tormes porque éstas quedaban veinticinco metros por debajo de la coronación de la presa. Hubo que construir dos inmensos diques de contención de hormigón que realizaran esa función.
La presa de La Almendra fue, en su momento, la presa más complicada del mundo y un verdadero hito de la ingeniería internacional. Además de sus espectaculares dimensiones (casi cuatro kilómetros de longitud, doscientos metros de altura y zonas del embalse de casi diez kilómetros de ancho), el diseño general de la presa y de la central fue fruto de soluciones especialmente originales, que pusieron de manifiesto una alta capacidad para la innovación y un verdadero atrevimiento a la hora de ejecutarlas.
La penillanura
Continuando el camino, entre cortinas y tierras de cultivo, el viajero llega a la población salmantina de Trabanca, final de la etapa.
Planifica el viaje
Descarga la Guía del Sendero GR 14 en la Provincia de Zamora con información detallada de la etapa. También puedes descargar el Track de la Etapa 32: Fermoselle – Trabanca con todos los waypoint’s necesarios para no perderte.
Guía del Sendero GR 14 en la provincia de Zamora
Track de la Etapa 32: Fermoselle - Trabanca
Otros senderos
Vinculados a la Senda del Duero, y con el fin de poner en valor los más sobresalientes elementos naturales y ecológicos del Parque Natural de los Arribes del Duero, el Ayuntamiento de Fermoselle ha procedido al acondicionamiento de varios senderos de pequeño recorrido (PR).
SENDERO CAMINO VALPIOJO
Este sendero está vinculado a la Casa del Parque y tiene como objeto dar a conocer cómo era la vida en Fermoselle en el siglo XVIII, cuando los monjes aún ocupaban las dependencias conventuales.
Con este fin la senda, a largo de sus 2,5 kilómetros, analiza e interpreta los elementos más significativos del entorno. A través de ellos ofrece una visión sobre las prácticas agrícolas de esta comarca hace tres siglos, la interacción del hombre con el medio o la flora y la fauna que pueblan la zona. Por su trazado la ruta permite descubrir interesantes panorámicas del Río Duero desde el Mirador de Valpiojo y desde el Castillo de Doña Urraca. A lo largo del recorrido también se pueden observar interesantes muestras de la arquitectura tradicional como el Puente de las Tenerías.
MIRADOR DE LAS ESCALERAS
Partiendo de la Ermita de Santa Cruz el camino discurre por la feraz campiña fermosellana entre olivos, vides y distintas especies de árboles frutales, y conduce hasta las ruinas de la antigua Caseta de Carabineros. Ascendiendo la loma en la que se encuentra esta construcción se accede al Mirador de Las Escaleras. Desde este lugar el viajero podrá contemplar una amplia curva del Río Duero y los tradicionales bancales con los que la población arribeña ha aprovechado desde antiguo las abruptas laderas del cañón.