Etapa 37: Aldeadávila de la Ribera – Mieza

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Aldeadávila de la Ribera – Mieza

Los arribes del Río Duero: Por el camino de Unamuno

El Camino Natural desciende por el valle del Arroyo Ropinal, desde la Aldeadávila de la Ribera hasta el Río Duero, siguiendo el trazado de un sinuoso sendero que discurre por un bosque mediterráneo de gran biodiversidad. Después, la Senda del Duero serpentea remontando de nuevo el arribe hasta la penillanura. El duro ascenso es una recompensa para los sentidos por la gran cantidad de miradores sobre el Río Duero que el sendero ofrece improvisadamente en cada uno de los recodos.

Itinerario

Aldeadávila de la Ribera – Poblado del Salto de Aldeadávila – Mieza

MIDE Etapa 37: Aldeadávila de la Ribera - Mieza

Recorrido

De Aldeadávila de la Ribera al poblado del Salto de Aldeadávila | 8 Km. – 2 h.

Conocida como el Corazón de los Arribes, desde las visitas que realizó Miguel de Unamuno a la comarca de La Raya, la población de Aldeadávila de la Ribera ostenta el título de villa desde el siglo XVIII.

La población conserva atractivas construcciones de arquitectura popular y casas blasonadas. El Palacio de don Jerónimo Manuel Caballero, de estilo neoclásico, con su escudo de armas en la fachada es un magnífico ejemplo. También merece una visita la Torre de Aldeadávila. Levantada como alcázar militar en el siglo XIII, conserva de la construcción original una puerta románica en la cara norte, muros de más de dos metros de anchura y cuatro recios contrafuertes dobles. En el siglo XV fue ampliamente reformada y en el siglo XVI se unió con la iglesia parroquial de San Salvador, iniciada como convento de la fortaleza.

La penillanura

La etapa se inicia en la zona alta del pueblo de Aldeadávila de la Ribera tomando un camino agrícola que discurre entre cortinas bien cuidadas.

Aldeadávila de la Ribera: Cortinas
GR 14 Aldeadávila de la Ribera – Masueco: Cortinas.

En el paraje de La Laguna el itinerario cruza la carretera, que da servicio a la subestación eléctrica del embalse de Aldeadávila y al Mirador del Fraile, y continúa por el Camino del Rao de los Pajeros. El paisaje abierto muestra amplios horizontes de rocas poblados por escobas (Cytisus scoparius) y viejos pastizales cercados por paredes de piedra.

Aldeadávila de la Ribera: La penillanura
GR 14 Aldeadávila de la Ribera – Masueco: La penillanura.

El sendero desciende suavemente la ladera por la Rivera de los Rosales y confluye con el antiguo Camino de los Molinos de Ropinal. Un trecho después enlaza con el Camino de la Verde, el antiguo sendero usado por los monjes del convento de Santa Marina de la Verde.

Después de pasar un observatorio de aves, emplazado en las proximidades de la Fuente del Mendo, el Camino Natural inicia un pronunciado y serpenteante descenso hasta el Río Duero. Durante la bajada el planeo de los buitres leonados (Gyps fulvus) sobrevolando majestuosamente el arribe sorprenderá gratamente al viajero.

Observatorio de aves Fuente del Mendo
GR 14 Aldeadávila de la Ribera – Masueco: Vuelo del buitre desde el observatorio de aves Fuente del Mendo.

El valle del Arroyo Ropinal

A tramos, la vereda, empedrada con lanchas de pizarra, se convierte en un mirador excepcional del valle del Arroyo Ropinal y su desembocadura en el Río Duero. El Arroyo Ropinal es uno de los muchos riachuelos anónimos que tienen gran importancia en el ecosistema. En sus siete kilómetros de longitud desciende desde la altiplanicie salmantina hasta la confluencia con el río Duero. En este corto recorrido salva un desnivel de más de 450 metros de altitud generando un paisaje único debido a su gran diversidad ecológica. El valle fluvial constituye una espectacular zona de tránsito entre la penillanura y el arribe. Las especiales condiciones de este enclave, como la disminución de la altitud, la temperatura más suave y la mayor disponibilidad de agua junto con la abrupta orografía, propician la existencia de comunidades vegetales muy ricas, capaces de albergar una extraordinaria riqueza faunística.

Valle del Arroyo Ropinal
GR 14 Aldeadávila de la Ribera – Masueco: Valle del Arroyo Ropinal.

El descenso se realiza entre la solana y la frescura que baja de la Faya Gorda, un formidable picón situado a la derecha del sendero. Éste transita en continua compañía vegetal pues la vereda está permanentemente flanqueada por los olivos cultivados en bancales, las encinas (Quercus ilex), las escobas, las cornicabras (Pistacia terebinthus) y los madroños (Arbutus unedo). También aparecen algunos ejemplares de almez (Celtis australis), un árbol que se cría en las laderas rocosas, en los barrancos, ribazos y en las laderas secas y soleadas cercanas a los cursos de agua.

Aldeadávila de la Ribera: Bancales de olivos
GR 14 Aldeadávila de la Ribera – Masueco: Cultivo de olivos en bancales.

Coincidiendo con el kilómetro ocho la Senda del Duero alcanza la carretera de acceso a la presa de Aldeadávila, en la entrada del poblado del Salto de Aldeadávila.

La presa de Aldeadávila

La presa y central de Aldeadávila fue el reto más extraordinario al que se enfrentaron los ingenieros de Iberduero (hoy Iberdrola) y, probablemente, la ingeniería europea presística de la época.

El emplazamiento estaba definido en pleno corazón del cañón del Duero, en un lugar cuyo cauce medía cincuenta metros. Más arriba, a ciento cincuenta metros —altura estimada en la coronación de la presa—, la anchura del cañón apenas llegaba a doscientos metros. Se hacía evidente que semejante angostura convertiría el lugar en una tubería infernal al tener que evacuar en ese punto los 15.000 metros cúbicos por segundo estimados para las máximas avenidas del río. Semejante limitación impedía situar la central a pie de presa, como sucedía en los grandes aprovechamientos hidroeléctricos. Este fue el motivo por el que tuvieron que diseñar una central en las entrañas del cañón y construir una inmensa caverna para albergar las turbinas. Era la primera vez que se actuaba así en España y en Europa.

En otoño de 1962 comenzó a funcionar el primer grupo de la central, culminando uno de los trabajos más comprometidos de la ingeniería internacional.

Del poblado del Salto de Aldeadávila a Mieza | 5,4 Km. – 2 h.

El proyecto de construcción de los Saltos del Duero desbordaba los aspectos estrictamente técnicos o empresariales. Su magnitud y complejidad requerían de una ingente cantidad de mano de obra. Esto, unido al hecho de que los trabajos se efectuaban lejos de los grandes núcleos de población, hizo necesario construir en el entorno de la obra lo que se conoció como poblados. A estos poblados se desplazaban los trabajadores de la presa con sus familiares y habitaban en ellos durante el desarrollo de las obras. Eran verdaderas localidades levantadas de la nada, donde se necesitaba instalar todo cuanto fuera imprescindible para el desarrollo de la vida cotidiana: escuelas, enfermerías, hospitales, instalaciones deportivas —generalmente frontones o campos de fútbol—, iglesias, comedores, cantinas, viviendas y muchos barracones.

El poblado del Salto de Aldeadávila fue levantado en el lugar donde se situaba el Convento de Santa Marina de la Verde, un antiguo monasterio franciscano abandonado tras la desamortización de Mendizábal.

El Convento de Santa Marina de la Verde: Historia y leyenda en el poblado del Salto de Aldeadávila

Según la tradición, existió en tiempos de la dominación musulmana una hermosa doncella cristiana llamada Marina de la que se prendó un caudillo árabe. La requirió de amores y quiso obtener por la fuerza los favores de la joven. Marina, invocando a la Virgen María, le pidió ayuda para librase de él. Acudió el Cielo en su auxilio y puso alas en sus pies, logrando huir del feroz guerrero que la perseguía en su brioso corcel. Al llegar a la profunda hondonada de la cuenca del Duero, el paso le quedó cortado por el rugiente discurrir de las aguas. Temerosa de que el musulmán pudiera alcanzarla, invocó de nuevo al Altísimo frente a la roca en que se hallaba haciendo esta petición: ¡Ábrete Peña Sagrada, que viene Marina cansada! En el hueco que en la peña se abrió se introdujo, logrando dejar su honestidad a salvo.

Allí murió, según relata la leyenda. Su cuerpo fue hallado años después por unos nobles que andaban de cacería por esos parajes. Al intentar trasladar sus restos al pueblo, la urna se hizo tan pesada que no pudieron pasar del paraje de el Manzanedo. Considerándolo como una señal divina decidieron levantar una capilla en honor de la casta doncella.

En escritos procedentes del convento consta que en el año 1213 ya existía en el lugar una Ermita de Nuestra Señora del Manzanedo y Peña Marina. Doscientos años después, los Condes de Ledesma ampliaron la capilla y donaron los terrenos a la orden franciscana para edificar el convento, cuyas obras comenzaron en 1445.

Tras la desamortización de Mendizábal los frailes abandonaron el convento hasta que Iberduero acometió su restauración al iniciar las obras de construcción de la presa de Aldeadávila y el Poblado del Salto.

Historia de Aldeadávila de la Ribera. Luis Martín Mata, 1987

La subida a Mieza

El itinerario atraviesa el poblado y abandona la Península del Cuerno de Monte Mediano por un bonito puente de madera sobre el Arroyo Ropinal. El viajero inicia el ascenso a Mieza por la zona umbría del arribe entre los bancales poblados de naranjos, limoneros y frutales.

Arroyo Ropinal
GR 14 Aldeadávila de la Ribera – Masueco: Arroyo Ropinal.

La subida es exigente pero, las vistas sobre los cantiles del Canada do Cozo, la gran faya que se alza en la orilla portuguesa, y el cañón del Duero compensan el esfuerzo. La vegetación crece abundantemente aprovechando la mayor humedad que le proporciona el angosto cañón en el que se encajona el Duero, y sorprende por su gran variedad: Encinas, quejigos (Quercus faginea), madroños, arces de Montpellier (Hacer monspessulanum), almeces, perales silvestres (Pyrus cordata), sauces (Salix sp.), escobas, jaras blancas (Cistus albidus), esparragueras (Asparagus acutifolius) e hiedras (Hedera hélix), distribuidos en rodales dependiendo de la altitud y de la disponibilidad de agua en el suelo.

Mieza: Arribes del Duero
GR 14 Aldeadávila de la Ribera – Arribes del Duero.

Después de recorrer los parajes de las Olivas del Señor y La Calderera, la Senda del Duero vadea el Arroyo de Santa Marina, un regato que mantiene un pequeño soto entre fresnos (Fraxinus angustifolia) y quejigos, con lirios y helechos cerca del agua, y robustas nuezas que trepan por los árboles. El sotobosque está repleto de ombligos de venus, saxífragas, vezas, geranios, ranúnculos de flor amarilla y otras flores diminutas. Es un tramo para recorrer con calma disfrutando de la amenidad y del colorido que el paisaje ofrece.

Una vez dejado atrás el último mirador sobre el Río Duero la pendiente se torna suave. Y, el sendero gana paulatinamente anchura hasta desembocar en un amplio camino agrícola.

Notas de un viaje por La Raya de Portugal

“Emprendimos la subida a Mieza desde la Verde por un angosto sendero en resayos, entre peñascales. A trechos iban las mulas invertidas alternativamente, mirando cada una en sentido opuesto al de la de abajo y al de la de encima; tan pequeño era cada trozo recto del zigzagueo. Y una vez arriba, de nuevo la meseta. Al volver la vista, camino de Mieza, vimos a lo lejos la hoz del Duero como un hondo surco abierto en la meseta como una gran hendidura de sombra. En aquella sombra quedaba la Verde.

Y antes de entrar en Mieza nos asomamos a La Code, que presenta el más imponente mirador de la Ribera. Es un saliente sobre el río, cortado, no ya verticalmente, sino casi en línea entrante, un gran promontorio en que se hacinan los berruecos. Se va a un lado y a otro el Duero como larga anguila que se acurruca entre peñas moteadas de verdura, y parece un río humilde y manso”

Miguel de Unamuno

El Colagón del Tío Paco y el Mirador de la Code

El Camino Natural gira a la izquierda y entre cerezos, vides y almendros llega a Mieza. Si las fuerzas le acompañan, el viajero pude tomar en la intersección el camino de la derecha y llegar, tras un corto paseo, hasta los miradores del Colagón del Tío Paco y de La Code, uno de los espacios más valiosos del Parque Natural de los Arribes del Duero.

Mieza
GR 14 Aldeadávila de la Ribera – Llegada a Mieza.

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Otros senderos

Vinculados a la Senda del Duero, y con el fin de poner en valor los más sobresalientes elementos naturales y ecológicos del Parque Natural de los Arribes del Duero, el Ayuntamiento de Aldeadávila de la Ribera ha procedido al acondicionamiento de varios senderos de pequeño recorrido (PR).

PICÓN DE FELIPE
El sendero llega hasta uno de los miradores más espectaculares de los Arribes del Duero: El Picón de Felipe.

MIRADOR DE RUPITÍN
Desde la Ermita de la Santa la ruta se acerca hasta el paraje de Rupitín. Las vistas de los inaccesibles cortados hacen de este punto un lugar de ineludible visita.

MIRADOR DE RUPURUPAY
El sendero conduce hasta el Mirador de Rupurupay. Desde allí, una vereda desciende por el arribe hasta el Arroyo Remolino donde se contemplan unas extraordinarias vistas de las cascadas que vierten el agua del arroyo en el Duero.

MAJADAS DEL ROSTRO
Entre bancales de viñas y olivos el sendero llega al ecomuseo de la Majadas del Rostro. En él se expone la forma de vida tradicional de los cabreros que convivían con sus cabras en estas construcciones de piedra -majadas- durante todo el año.