Calle Balborraz, el tipismo de la Ciudad Medieval
Edad Media
La Calle Balborraz, acceso directo al centro de la ciudad para cuantos viajeros atravesaban el Río Duero por el Puente de Piedra, sirvió de lugar de instalación de muchos comerciantes y artesanos (algunas calles inmediatas reciben los evocadores nombres del Oro, la Plata, la Zapatería, Caldereros o la Plaza del Trigo).
Un tramo llano que finaliza en un recodo y una empinada cuesta conducen a los viandantes hasta la Plaza Mayor. A ambos lados de la calle se alzan edificios de estrechas fachadas escalonadas, que conservan ornatos con sabor decimonónico y ecléctico, cuyos bajos resultan idóneos para desarrollar todo tipo de actividades. Pero las transformaciones urbanísticas experimentadas por la ciudad a partir de la década de 1960, dieron al traste con la vitalidad menesterosa de la Cuesta de Balborraz y sus numerosos establecimientos.
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A derecha e izquierda de la calle se ven tiendas de todas clases; platerías, roperías, quincalleros, todos esos vendedores e industriales que corren por España con los frutos de su trabajo. Añádase a eso la vida y movimiento de los transeúntes; aquel hormiguero de gente que cruza en todos los sentidos, y se comprenderá que aquel es un cuadro de animación, tanto más notable cuando cambia de aspecto al terminar la feria. (Adrián Navas Diego, Zamora Ilustrada (1883))