Gormaz – San Esteban de Gormaz
La estepa
La fortaleza califal de Gormaz, cuyos muros y defensas decidieron el devenir de la historia, acompaña al viajero entre Gormaz y San Esteban de Gormaz. Estas tierras de la estepa castellana cuentan crónicas antañonas de escaramuzas y razias entre musulmanes y cristianos donde se forjó la leyenda de un gran guerreo: Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador.
Itinerario
Gormaz – La Olmeda – Pedraja de San Esteban – San Esteban de Gormaz
Recorrido
De Gormaz a La Olmeda | 16,0 Km. – 3 h. 30 min.
Gormaz se ubica a media ladera de un cerro alargado que da lugar a un gran meandro sobre el Río Duero. Su nombre deriva de la divinidad prerromana Borbo, protector de fuentes y manantiales, en alusión a los muchos que brotan en el entorno. La extraordinaria panorámica que se divisa desde la cima del otero ha hecho del lugar un punto de importancia estratégica desde la Edad del Bronce. La fortaleza de Gormaz, que bordea la ladera, fue construida por los árabes en el siglo IX aunque les fue arrebatada por el conde Fernán González en el año 912. Permaneció durante más de treinta años en manos cristianas hasta que fue reconquistada por el general Ghalib en el año 965. Durante los siglos X y XI fue una plaza muy codiciada. Fue conquistada definitivamente por Fernando I en el año 1060 quien delegó su custodia en el Cid Campeador.
Gormaz es un pueblo pequeño, pero en sus calles el viajero puede contemplar los restos de un noble pasado: la Iglesia de Santiago que aún conserva de su estructura románica la caja muraria; la Iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVII; y el rollo de justicia.
La Fotaleza Califal de Gormaz
La fortaleza se halla sobre un cerro que puede verse desde gran distancia en la llanura soriana. Fue declarada Monumento Nacional en 1931 y es el mejor exponente de la historia de la reconquista de la frontera del Río Duero.
La muralla, con veintiocho torres rectangulares intercaladas, se adapta al borde de la atalaya. La fábrica de sillares está trabada a soga y tizón en la cara exterior, y en espiga en la cara interior. Contaba con dos puertas califales en el flanco sur, una de ellas desaparecida, y con dos poternas secundarias en el flanco norte. En el interior todavía se distinguen dos zonas separadas por un muro y un foso: el alcázar, en el extremo este, y el recinto amurallado que ocupa el resto del altozano.
El acceso al alcázar está protegido por sendas torres: la de Almanzor al norte y otra al sur, de estilo mudéjar, reconstruida en el siglo XIV. Ambas están comunicadas por una galería que discurre por el interior del muro de cierre de la alcazaba. La puerta está bajo la segunda torre, protegida por una ladronera y dispuesta en codo para dificultar la entrada. En el interior se conservan los restos, muy modificados tras la conquista castellana, de un palacio califal, una sala de armas y un gran aljibe.
En el patio de armas se asentaba la tropa y se disponían caballerizas y almacenes. Aquí todavía existe una gran alberca excavada en la roca. En el extremo occidental del recinto, embutidas en el muro, hay tres estelas que pudieron tener una funcionalidad mágica, para ahuyentar los espíritus de la noche.
La Ermita de San Miguel
El Camino Natural atraviesa Gormaz y asciende por la carretera que accede a la fortaleza califal dando vista al cortado de calizas en el que se encaja el Río Duero. En sus escarpes anidan el cernícalo (Falco tinnunculus) y el avión roquero (Ptyonoprogne rupestris), y tiene su hábitat natural la culebra de escalera (Zamenis scalaris)
El itinerario pasa junto a la ermita románica de San Miguel. El templo, construido durante los siglos XI y XII, alberga en su interior restos de pinturas murales románicas con motivos y escenas de temática bíblica.
A media ladera, la Senda del Duero toma un camino que rodea el cerro sobre el que se asienta el baluarte. El paseo alrededor de la fortaleza obsequia al viajero con unas impresionantes vistas que ponen de manifiesto todo el esplendor que el castillo debió tener en el pasado.
Tras bordear prácticamente todo el recinto amurallado el trazado gira en oblicuo 180 grados, en dirección noroeste. La Fuente Maya pone una nota de frescor en el paisaje que combina campos de girasol y cereal con eriales donde la sabina (Juniperus thurifera) empieza a colonizar los terrenos que otrora fueron pastoreados durante siglos.
La Granja Bobones
El recorrido continúa entre un bosquete de sabinas. En las inmediaciones de la Granja Bobones el Camino Natural sigue por la carretera la SO-160 durante 2500 metros. En este largo tramo, donde deben extremarse las precauciones para circular con seguridad, el paisaje está dominado por el pino negral (Pinus pinaster) y el monte bajo está colonizado por la jara (Cistus ladanifer) lo que pone de manifiesto un cambio en el terreno: el suelo pasa de estar compuesto por margas y calizas a estar dominado por arenas y cantos.
El Enebral
En El Enebral, antiguo despoblado reconvertido en granja, la Senda del Duero toma el camino que sale por la izquierda. La ruta continúa entre tierras agrícolas, sabinas, encinas (Quercus ilex), ruinas de tenadas, y torres vigía y atalayas. Estas construcciones son el resultado de la reestructuración de la frontera del Duero que ordenó el primer califa andaluz, Abderramán III, para proteger los pasos que daban acceso a la Cuenca del Ebro y al Sistema Central. Su misión era mantener un canal de comunicación permanente mediante el contacto visual.
Progresivamente la encina se adueña del paisaje, acompañada de jaras y cantuesos (Lavandula stoechas). En el paraje de El Navazo – Las Planas el itinerario gira hacia el norte. Tras pasar la antigua vía férrea Valladolid-Ariza y un yacimiento de áridos, el viajero llega a La Olmeda.
De La Olmeda a Pedraja de San Esteban | 10,0 Km. – 2 h. 30 min.
En esta población existe gran número de construcciones de madera y adobe. Éste es un material de construcción formado por una masa de barro mezclado con paja, muy utilizado antiguamente donde no había piedra para mampostería.
La etapa abandona la localidad con rumbo norte y tras vadear el Arroyo Sequillo continúa por un pastizal en busca del bosque de ribera del Río Ucero, protegido por una densa orla espinosa de zarzas (Rubus sp.)
En la bifurcación el recorrido toma el ramal izquierdo y prosigue por terrenos baldíos colonizados por rosales silvestres (Rosa canina). Eriales, campos de girasoles y viñedos acompañan al viajero hasta el Área Recreativa del Río Ucero.
El Río Ucero
El lugar, situado en las faldas de un cerro, invita a disfrutar de un merecido descanso. En lo alto se hallan los restos de la ciudad celtíbero-romana de Uxama. Su posición estratégica motivó que los árabes construyeran en la zona una de las numerosas atalayas de comunicación. El viajero que se encuentre con fuerzas puede adentrarse en el desfiladero calcáreo creado por el río y acercarse por un paseo peatonal hasta la población del Burgo de Osma. El casco histórico de la ciudad destaca por su cuidada arquitectura, entre la que sobresale las murallas medievales, la catedral gótica y el hospital de San Agustín.
La Senda del Duero cruza el puente sobre el Río Ucero, gira a la izquierda y discurre un pequeño tramo por la carretera SO-P-4123. En el primer cruce el Camino Natural toma la carretera de la derecha y gira a continuación a la izquierda para seguir por el Camino de Lines, un camino agrícola bien acondicionado.
El Camino del Cid
Compartiendo itinerario con el Camino del Cid, el recorrido avanza entre cultivos de cereal y viñedos. El duro paisaje castellano está salpicado por las duras sabinas que crecen de forma dispersa en los ribazos. Al ascender a un pequeño alto en el camino el viajero podrá observar, por encima de la llanura castellana, la Sierra de Ayllón. Después, el trazado pasa junto a una ladera arcillosa con afloramientos calizos, fuertemente erosionada, donde sólo es capaz de sobrevivir la sabina.
En el cruce la Senda del Duero toma rumbo sur e inicia un suave descenso hasta Pedraja de San Esteban.
Los sabinares
Los sabinares son considerados relictos testimoniales de los bosques esteparios preglaciales. Esta herencia esteparia confiere a la sabina albar una gran capacidad de sobrevivir a las bajas temperaturas invernales y a las sequías estivales.
La sabina es un árbol que se caracteriza por tener forma cónica, ser resinoso y estar siempre verde. Su talla es mediana, aunque los ejemplares más antiguos pueden llegar a alcanzar los 20 metros de altura.
Su origen se remonta al período terciario, hace a aproximadamente 80 millones de años, cuando las condiciones tropicales que afectaban al Mediterráneo fueron desapareciendo. Durante ese tiempo se expandió de forma amplia y uniforme por todo el territorio antes de la elevación de los grandes sistemas montañosos africanos y europeos. Después, durante el período cuaternario, su hábitat se redujo notablemente por lo que los sabinares poseen un gran valor debido a su condición de enclaves relícticos.
De Pedraja de San Esteban a San Esteban de Gormaz | 7,5 Km. – 1 h. 35 min.
Esta pequeña localidad todavía conserva un hermoso templo del siglo XVII: la Iglesia de La Magdalena.
La etapa cruza la población siguiendo la carretera SO-P-4024.Tras vadear el Arroyo Madre, el Camino Natural gira a la izquierda y continúa por un camino agrícola a lo largo de la vega del Río Duero, cuyo arbolado delata su curso.
Paulatinamente el camino se va convirtiendo en una vereda. Chopos negros (Populus nigra) y álamos blancos configuran un bonito paseo ribereño que conduce hasta la playa fluvial de La Rambla a la entrada de San Esteban de Gormaz.
Planifica el viaje
Descarga la Guía del Sendero GR 14 en la Provincia de Soria con información detallada de la etapa. También puedes descargar el Track de la Etapa 07: Gormaz – San Esteban de Gormaz con todos los waypoint’s necesarios para no perderte.
