Fornillos de Fermoselle – Pinilla de Fermoselle
Entre jaras y alcornoques
El Camino Natural une las localidades de Fornillos y Pinilla, en las tierras de Fermoselle. El fuerte encajonamiento del Río Duero origina importantes cambios morfológicos, y causa la aparición de un clima con aspectos térmicos singulares y una vegetación típicamente mediterránea. Jaras y alcornoques aparecen por doquier salpicando el entorno del camino.
Itinerario
Fornillos de Fermoselle – Pinilla de Fermoselle
Recorrido
De Fornillos de Fermoselle a Pinilla de Fermoselle | 5.7 Km. – 1 h. 40 min.
La morera que crece ante la iglesia parroquial de San Martín de Tours, y bajo la que se celebran los concejos abiertos de Fornillos de Fermoselle, es el punto de partida de esta etapa que se adentra en las tierras de Fermoselle.
El pueblo está situado en el acogedor valle del Arroyo de la Setera. Todavía conserva el encanto de la arquitectura tradicional en sus calles estrechas y serpenteantes, delimitadas por casas construidas con la excelente cantería de la zona. Recorriendo sus calles el viajero podrá descubrir, en las recónditas esquinas de las paredes de los huertos, las pequeñas fuentes que desde tiempos remotos han abastecido de agua a esta población. También podrá hallar un ancestral molde de arados, muestra de la antigua cultura agropecuaria de la comarca.
La Cruz de la Figalina
Tras pasar por la Fuente de la Pocera, la Senda del Duero abandona la localidad por el antiguo Camino de los Arrieros, vía tradicional de enlace con Pinilla de Fermoselle.
Durante el primer tramo, el Camino Natural alterna las zonas de monte con las tierras de cultivo flanqueadas por cerramientos de piedra donde crecen los ombligos de venus (Umbiculus pendulinus) con sus hojas redondeadas y sus humildes flores. En las losas superiores los musgos (Bartamia sp.) y las uvas de gato (Sedum album) rivalizan por el espacio.
Superado este tramo, el bosque mediterráneo de jaras (Cistus ladanifer) y alcarnoques (Quercus suber) domina el entorno. Rodeada de estos últimos, la Cruz de la Figalina es testigo mudo de antiguas creencias y supersticiones populares que la consideraban una segura salvaguarda para proteger la población de epidemias.
El árbol del corcho
Jebrera, sobrero y zufreiro, que derivan del latín suber, son los nombres con los que se conoce localmente al alcornoque. Éste es un árbol muy parecido a la encina común, aunque más bajo ya que no sobrepasa, por lo general, los 15 metros de altura. Sus hojas son redondeadas y puntiagudas, de color verde oscuro, y peludas por el envés. El fruto es una bellota muy semejante a la de la encina, aunque de sabor más amargo.
La copa es abovedada y muy amplia, con ramas bajas; el tronco está recubierto por una corteza rugosa, esponjosa y gruesa, de un color marrón o grisáceo, llamada corcho. Precisamente esta característica es por la que se distingue el alcornoque. La misión del corcho es proteger al árbol del ataque de los insectos y de los frecuentes incendios que se producen en los bosques mediterráneos.
El corcho se extrae cada ocho o diez años, que es el tiempo que el árbol tarda en transformar los nutrientes en corcho, utilizando cuidadosamente palancas de madera para no dañar la casca o capa madre, de donde nacerá la nueva cosecha.
Durante siglos el corcho ha formado parte de la vida cotidiana de los países mediterráneos, cubriendo diversas necesidades. En los Arribes del Duero se ha empleado tradicionalmente para fabricar colmenas, tapones, fiambreras, saleros, artesas y recipientes para la matanza. Actualmente se emplea como material aislante y térmico en la construcción.
El bosque mediterráneo
El trazado cruza la carretera ZA-L-2215 e inicia un suave descenso desde el que se divisa la orilla portuguesa del Duero. Las jaras se convierten en un elemento esencial en el paisaje colmando el aire de su fragancia característica, especialmente durante la primavera y el verano. En este singular hábitat encuentran refugio y alimento numerosos animales de pequeño tamaño como la curruca carrasqueña (Sylvia cantillans).
El sendero alcanza nuevamente la carretera ZA-L-2215 y, tras discurrir por ella unos 200 metros, gira a la derecha para recuperar otra vez el trazado del camino tradicional. La Senda del Duero discurre entonces por un apacible paraje jalonado por diversos elementos, tanto naturales como levantados por la mano del hombre, que proporcionan interés a la ruta: berrocales graníticos y estrechos callejos entre las cortinas donde la presencia del poco frecuente arce de Montpellier (Hacer monspessulanum), con sus características hojas trilobuladas, añade una nota de exotismo al paraje.
El camino desciende hasta el Arroyo de los Pilos y enfila el tramo final por una ladera que ofrece al viajero unas hermosas panorámicas del cañón del Duero. El olivar, que jalona el camino en el último tramo, es el resultado de la suavidad climática que confiere el encajonamiento del Duero a estas tierras.
Finalmente, la etapa alcanza la localidad de Pinilla de Fermoselle y concluye junto a la morera que hay al lado de la iglesia.
Planifica el viaje
Descarga la Guía del Sendero GR 14 en la Provincia de Zamora con información detallada de la etapa. También puedes descargar el Track de la Etapa 30: Fornillos de Fermoselle – Pinilla de Fermoselle con todos los waypoint’s necesarios para no perderte.
Guía del Sendero GR 14 en la provincia de Zamora
Track de la Etapa 30: Fornillos de Fermoselle - Pinilla de Fermoselle
Otros senderos
Vinculados a la Senda del Duero, y con el fin de poner en valor los más sobresalientes elementos naturales y ecológicos del Parque Natural de los Arribes del Duero, el Ayuntamiento de Villar del Buey (Fornillos de Fermoselle) ha procedido al acondicionamiento de varios senderos de pequeño recorrido (PR).
HORNOS DE RIETA LA ENCINA
Del propio Camino Natural que conduce a Pinilla de Fermoselle parte el sendero de los Hornos de Rieta la Encina. Esta senda discurre por un hermoso paraje en el que los alcornoques son el elemento más característico. A mediados del siglo pasado en los hornos se cocían piezas cerámicas y tejas.
MOLDE DE ARADOS
Este sendero conduce a una pequeña pradera aledaña al casco urbano de Fornillos de Fermoselle en el que los afloramientos graníticos son frecuentes. En uno de ellos se talló antaño un molde de arados que permitía darle forma precisa a la madera para que se convirtiera en un apero de labranza.