Fariza – Mámoles
Por el antiguo Camino de los Arrieros
La Senda del Duero une las poblaciones de Fariza y Mámoles en un recorrido donde los fresnos regalan sombra y el canto de los pájaros alegra al caminante.
Itinerario
Fariza – Mámoles
Recorrido
De Fariza a Mámoles | 5.8 Km. – 1 h. 40 min.
La etapa comienza en la localidad de Fariza, en la Iglesia parroquial de San Julián edificada durante el siglo XIII.
De origen remoto, en las inmediaciones de Fariza se han hallado restos arqueológicos de gran relevancia que certifican la ocupación prehistórica de estas tierras, en las que el imperio romano también dejó su huella. Así lo atestigua la estela romana adosada al muro sur de la iglesia. Desde antiguo el pueblo de Fariza ha estado vinculado al Arroyo del Pisón, que lo atraviesa. Prueba de esta estrecha relación son el Puente Grande, de origen romano y fábrica medieval, el Puente de la Poza, un bonito pontón tradicional ubicado en los aledaños de la carretera de Badilla, y los molinos que todavía se conservan en la rivera.
Además, tienen gran interés etnográfico la Fuente Pozo de los Burros o la Fuente de la Rodilla con las que antaño se abastecía de agua la población.
El Arroyo del Pisón
La Senda del Duero abandona la población de Fariza por el antiguo Camino de los Arrieros siguiendo un agradable callejo flanqueado por cortinas.
Esta primera parte de la etapa discurre siguiendo el cauce del Arroyo del Pisón donde el viajero podrá ver alguno de los antiguos molinos levantados en sus orillas. Las fresnedas pueblan la rivera dejando pasto para el ganado entre ellas.
El trazado gira bruscamente hacia la izquierda y se introduce en un paraje en el que el enebro (Juniperus oxycedrus) sustituye al fresno (Fraxinus angustifolia) como compañero de la encina (Quercus ilex). También se puede observar una buena representación de torvisco o matapollos (Daphne gnidium), en un entorno en el que las moradas flores de los cantuesos (Lavandula stoechas) dan color al paisaje primaveral y refuerzan su fragancia con el aroma de los tomillos (Thymus vulgaris).
El torvisco o matapollos
El torvisco es un arbusto con propiedades sorprendentes. Ha sido usado como amuleto y repelente de malos espíritus desde la prehistoria. Es la mejor especie vegetal de la Península Ibérica para hacer ligaduras; su corteza es una cuerda natural por su flexibilidad y resistencia, permitiendo hacer nudos muy firmes.
En algunas zonas de Zamora se acostumbra a atarle una correa de torvisco a la cola de los corderos como remedio para frenar la descomposición estomacal. También es conocido su valor como insecticida en el gallinero, manteniendo a las gallinas a salvo del piojillo.
Esta especie ha sido empleada, desde tiempos inmemoriales, como medio de pesca en lagunas y arroyos. Su resina tóxica ataca al oxígeno del agua, por lo que echando ramas de esta planta se envenena a los peces. Esta forma de pesca se llama entorviscar y está prohibida.
El Casito de la Boiza
Los Chiviteros del Carrascalico, testigos de una cultura pastoril que se va perdiendo, añaden interés etnográfico a esta tramo. Tras dejar atrás estas construcciones la Senda del Duero desciende por una rivera de empinadas laderas, cuya innegable belleza se va acrecentando por la existencia de una pequeña cascada sobre el Arroyo Carrascalico que se agosta durante la época de estío.
El Camino Natural llega al Arroyo del Prado y tras vadearlo, supera el valle. De nuevo sobre el altiplano, a la derecha de la ruta, un pequeño desvío de apenas trescientos metros conduce hasta la Falla del Cotorrón, al asomadero de Casito de la Boiza, desde donde el viajero puede disfrutar de unas formidables vistas panorámicas del arribanzo.
De regreso, el Camino Natural continúa por un paraje de abundante matorral, sobre todo escobas (Genista scorpius). Los diversos colores de sus flores y sus variados aromas acompañan al viajero, y no resultaría extraño que se le presente la posibilidad de contemplar el majestuoso vuelo de algunas especies de aves rapaces como el águila calzada (Hieraaetus pennatus), que sobrevuela durante el día las laderas de los arribanzos con la esperanza de avistar y dar caza a conejos (Oryctolagus cuniculus), o como la emblemática y esquiva cigüeña negra (Ciconia nigra), símbolo del Parque Natural de los Arribes del Duero.
La vida en los arribanzos
Entre la numerosa fauna que habita en el Parque Natural de los Arribes del Duero destacan las aves que sobrevuelan los cortados graníticos.
La cigüeña negra (Ciconia nigra) es una de las aves más emblemáticas y esquivas. Cría en roquedos o en árboles de gran porte y, al contrario que su hermana la cigüeña blanca, no lo hace en las zonas próximas a las habitadas por el hombre.
El águila real (Aquila chrysaetos) es la más grande de las águilas ibéricas, y sus dominios se hallan siguiendo los cursos de los ríos, alternándose en ocasiones con los del águila perdicera (Hieraaetus fasciatus). Ésta es algo más pequeña que el águila real y comparte la querencia por los cortados rocosos para ubicar su nido. Frecuentemente lo instala en la proximidad de alguna de las múltiples colonias de buitre leonado (Gyps fulvus). Muy sensible a las molestias humanas durante la nidificación, y con una elevada mortandad juvenil, esta bella rapaz está viendo disminuir alarmantemente sus poblaciones.
El carroñero más típico y abundante es el buitre leonado (Gyps fulvus). Rapaz de gran tamaño, con más de 2.5 metros de envergadura, sus hábitos coloniales les llevan a ubicar sus nidos de forma próxima unos a otros, en los cantiles graníticos, formando las conocidas buitreras. El alimoche (Neophron percnopterus) es una especie migratoria y de hábitos también carroñeros. Comparte la comida con los buitres, pero a diferencia de éstos, no se agrupa en colonias, sino que cada pareja tiene su propio territorio.
Existe una amplia comunidad faunística de más de 200 especies diferentes dentro del Parque Natural de los Arribes del Duero, con todos los eslabones de la cadena trófica, lo que indica que se trata de una comunidad estable y con un elevado número de nichos ecológicos.
La penillanura
La etapa llega a su fin entrando en Mámoles por un camino flanqueado por paredes de piedra y elegantes encinas. El canto de las diversas especies de pájaros acompaña al viajero que, si es paciente, podrá admirar la esquiva y llamativa abubilla (Upupa epops). El potro de herrar, construido en granito, y la Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, son el punto final de la etapa.
Planifica el viaje
Descarga la Guía del Sendero GR 14 en la Provincia de Zamora con información detallada de la etapa. También puedes descargar el Track de la Etapa 28: Fariza – Mámoles con todos los waypoint’s necesarios para no perderte.
Guía del Sendero GR 14 en la provincia de Zamora
Track de la Etapa 28: Fariza - Mámoles
Otros senderos
Vinculados a la Senda del Duero, y con el fin de poner en valor los más sobresalientes elementos naturales y ecológicos del Parque Natural de los Arribes del Duero, el Ayuntamiento de Fariza ha procedido al acondicionamiento de varios senderos de pequeño recorrido (PR).
RIVERA DE LOS MOLINOS DE FARIZA
El sendero discurre por el valle del Arroyo del Pisón. Hace dos siglos que esta rivera contaba con dieciocho molinos. Hoy la mayoría de ellos han caído en desuso y presentan distintos grados de deterioro, pero este hecho añade el encanto nostálgico de las ruinas a una ruta de gran belleza natural. Cruzado el Puente del Puerto, el sendero se bifurca. Tomando el ramal de la izquierda el sendero conduce a la Ermita del Castillo. Y, tomando el ramal de la derecha la senda se dirige hacia Cozcurrita. En este tramo se encuentra el Batán de la Ramona, callado testigo de un pasado en el que abatanamiento de los tejidos era primordial para resistir los rigores del invierno.
MIRADOR DE LAS BARRANCAS
En la Ermita del Castillo todos los meses de junio se celebra la singular romería de los Pendones o Viriatos. Desde aquí parte un corto sendero hacia el mirador situado sobre un cantil estratégicamente emplazado que ofrece unas vistas impresionantes del arribanzo.
FARIZA – ZAFARA
Tras cruzar un pequeño pontón de piedra en las eras de Fariza, el sendero que conduce a Zafara cruza un paraje donde las dehesas de encina al principio, y más tarde de roble, atesoran la esencia de la Comarca de Sayago.